Denzel Washington afirma que no tiene miedo de ser cancelado por sus creencias, “Sigo a Dios, no a las personas. ”

Denzel Washington afirma que no tiene miedo de ser cancelado por sus creencias, “Sigo a Dios, no a las personas. ”
En una charla reciente con Complex News, Washington afirmó que no se preocupa por lo que se llama "cultura de la cancelación" y que su propósito no es complacer al público ni obtener galardones: "¿Qué implica ser cancelado? ¿Perder respaldo? ¿Y por qué debería importarme eso? Yo sigo el camino divino. Yo sigo a Dios, no a la humanidad".
Washington, quien tiene 70 años y fue oficialmente nombrado ministro el año pasado, mostró desinterés ante la presión social relacionada con la fama o la popularidad. “No me preocupa quién sigue a quién. No puedes ser un líder y un seguidor al mismo tiempo. Confío en Dios; tengo fe en la humanidad, pero mi verdadera confianza está en Dios”.
En cuanto a sus premios y su trayectoria, el actor no dio gran importancia a los galardones, indicando que “el hombre puede dar el premio, pero solo Dios ofrece la verdadera recompensa”. Reconoció que sus Oscars no tienen un valor duradero: “El último día, no me servirán de nada. No realizo este trabajo por los premios, no son mi prioridad”.
Denzel expresó cómo su fe ha crecido a lo largo de los años, comenzando desde su educación en la iglesia, donde su padre fue un ministro pentecostal. Dice que lo que repetía en su infancia ahora lo comprende en su interior: “Dios es verdadero. Dios es amor. Él es el único camino”.
Asegura que su vida tiene como objetivo exaltar a Dios y dar a conocer su nombre en cada conversación: “Debo garantizar que cualquiera que me escuche sepa que Dios es el responsable de lo que soy”.
Washington no teme a las reacciones del público sobre su fe: “No me preocupa lo que piensen los demás”.
En una entrevista anterior, subrayó cómo las malas influencias y la división en la sociedad reflejan el conflicto interno de las personas y la necesidad de una fe auténtica: “Lo que está afuera afecta, pero lo que llevamos dentro es lo que realmente importa y debe ser cambiado por Dios”.
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